Por: Bajo La Lupa
Los municipios de Quetzaltenango y Salcajá están en el centro de atención tras recibir un significativo incremento en los fondos del Consejo de Desarrollo Departamental (Codede) para el año 2025. Este aumento, que podría cambiar el panorama de desarrollo en la región, ha despertado tanto esperanza como interrogantes entre los habitantes y observadores políticos.
La distribución del pastel
La cabecera departamental de Quetzaltenango y Salcajá lideran la lista de municipios con más recursos asignados, una decisión influenciada por su alto nivel de ejecución presupuestaria en 2024. Salcajá, en particular, recibió Q6 millones adicionales, consolidándose como un ejemplo de eficiencia en la gestión de fondos. Mientras tanto, otros municipios como Cantel y San Carlos Sija también vieron incrementos, aunque en menor proporción.
En contraste, localidades como Almolonga enfrentaron recortes debido a retrasos en la ejecución de proyectos, dejando a sus habitantes con preguntas sobre el futuro de sus comunidades. Esto pone de relieve una de las mayores críticas al modelo de distribución: la inequidad entre municipios con diferentes capacidades administrativas.
Proyectos clave para 2025
El destino de estos fondos ya está trazado en gran medida. Proyectos de agua potable, saneamiento, infraestructura educativa y servicios de salud figuran entre las prioridades. En Quetzaltenango, por ejemplo, se planea la construcción de un nuevo centro de salud, mientras que en Salcajá se busca modernizar el sistema de agua potable, beneficiando a miles de familias.
Sin embargo, la ejecución de estos proyectos plantea varios desafíos. Desde la burocracia hasta la corrupción, los obstáculos podrían limitar el impacto positivo de estas inversiones. ¿Será este un cambio real o solo otra promesa incumplida?
La oportunidad de un cambio estructural
La asignación de fondos del Codede pone sobre la mesa la necesidad de una reforma integral en el modelo de desarrollo municipal. La falta de capacidad administrativa en ciertos municipios perpetúa un ciclo de desigualdad, dejando a las comunidades menos favorecidas atrapadas en el subdesarrollo.
Expertos sugieren que el gobierno debería invertir no solo en infraestructura, sino también en fortalecer las capacidades técnicas de los municipios más rezagados. Además, la participación ciudadana podría ser clave para garantizar que los proyectos realmente respondan a las necesidades locales.
Un futuro por definir
El incremento de fondos para Quetzaltenango y Salcajá representa una oportunidad única para cambiar la narrativa del desarrollo en Guatemala. Si estos recursos se gestionan con transparencia y eficiencia, podrían convertirse en un modelo para otros municipios.
Por otro lado, el riesgo de malversación y el perpetuo favoritismo político también están presentes. En última instancia, el futuro de estos fondos dependerá tanto de las autoridades como de la presión y vigilancia ciudadana.
¿Será Quetzaltenango el líder del cambio? ¿O repetirá Guatemala una historia de oportunidades perdidas? La respuesta se construirá en 2025, ladrillo a ladrillo, con cada proyecto que logre completarse.
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