
Por: Bajo la Lupa
El alcalde Carlos Say Mutz ha desatado la indignación de los vecinos de San Cristóbal Totonicapán tras una serie de decisiones que, lejos de mejorar la movilidad en el municipio, la han convertido en una pesadilla diaria. La autorización de múltiples túmulos, sumada a la colocación de pasarelas mal ubicadas y poco funcionales, refleja no solo una mala planificación urbana, sino también una desconexión preocupante con las verdaderas necesidades de la población.
Túmulos que paralizan
Los túmulos, que en teoría buscan mejorar la seguridad vial al reducir la velocidad de los vehículos, se han convertido en el símbolo del caos en San Cristóbal. La implementación desmedida de estos obstáculos en avenidas principales y áreas de alto tránsito ha generado embotellamientos interminables, afectando tanto a los automovilistas como a los vecinos que dependen del transporte público.
Lo que podría haber sido una medida puntual y estratégica para proteger a los peatones, terminó convirtiéndose en un problema estructural. En lugar de reducir la velocidad y garantizar un tránsito seguro, los túmulos parecen haber convertido a las calles del municipio en un laberinto intransitable.
Pasarelas inútiles: el monumento al desperdicio
A esto se suman las pasarelas, que, aunque costosas, han demostrado ser prácticamente inútiles. Mal ubicadas y diseñadas sin considerar las rutas habituales de los peatones, estas estructuras no están cumpliendo su propósito. La mayoría de los transeúntes opta por cruzar las calles por puntos alternos, ignorando completamente las pasarelas debido a su falta de conveniencia.
El resultado: dinero público desperdiciado en infraestructura que no resuelve los problemas de movilidad ni promueve la seguridad de los peatones.
La falta de planificación
Las decisiones de Carlos Say Mutz reflejan una preocupante ausencia de planificación técnica. ¿Se realizaron estudios de movilidad antes de instalar los túmulos y pasarelas? ¿Se consultó a la población sobre las áreas prioritarias para estas intervenciones? La respuesta parece ser negativa.
En un municipio donde el tráfico ya era un problema conocido, las acciones del alcalde han sido más una imposición que una solución. Al implementar estas medidas sin considerar su impacto real, Say Mutz no solo ha complicado la vida de los vecinos, sino que también ha desperdiciado recursos que pudieron destinarse a proyectos más urgentes.
El costo del caos
El impacto de estas decisiones va más allá del malestar cotidiano. Las horas de tráfico que enfrentan los conductores y usuarios del transporte público tienen un costo económico y social significativo. Los retrasos afectan la productividad laboral, incrementan el estrés y contribuyen a la contaminación ambiental por el tiempo extra que los vehículos pasan en marcha.
Además, la percepción de ineficiencia administrativa mina la confianza de los ciudadanos en sus autoridades locales, dejando a muchos con la sensación de que las decisiones políticas priorizan lo visible sobre lo efectivo.
¿Qué dice el alcalde?
Hasta ahora, Carlos Say Mutz ha defendido las medidas, argumentando que buscan «mejorar la seguridad vial y proteger a los peatones». Sin embargo, la falta de resultados visibles y el rechazo generalizado de la población indican que estas explicaciones no han convencido a nadie.
Las excusas de buenas intenciones no bastan cuando los efectos negativos son tan evidentes. El alcalde tiene la responsabilidad de escuchar a sus vecinos y corregir el rumbo, en lugar de defender medidas que están claramente fallando.
Una oportunidad para rectificar
San Cristóbal Totonicapán necesita soluciones reales y sostenibles para sus problemas de movilidad. Esto incluye una revisión inmediata de la ubicación y cantidad de túmulos, así como un análisis técnico que determine la funcionalidad de las pasarelas. Si estas no cumplen su propósito, es preferible desmontarlas o adaptarlas, en lugar de dejar que se conviertan en monumentos al despilfarro.
Además, el municipio debe priorizar el diálogo con los vecinos y la contratación de expertos en planificación urbana que propongan alternativas más eficientes. La implementación de semáforos inteligentes, cruces peatonales seguros y campañas de educación vial podrían ser pasos más efectivos hacia una movilidad ordenada.
El futuro político de Say Mutz
Para el alcalde Carlos Say Mutz, este asunto podría definir su legado. Si no toma medidas correctivas, corre el riesgo de ser recordado como el alcalde que paralizó a San Cristóbal Totonicapán, tanto en sentido literal como político.
Bajo la Lupa, seguimos observando.
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