La autopista Palín-Escuintla, una de las principales arterias que conecta la Ciudad de Guatemala con el sur del país, ha sido escenario de múltiples desafíos en los últimos meses. El hundimiento en el kilómetro 44, ocurrido en junio de 2024, evidenció la vulnerabilidad de nuestra infraestructura vial y la urgencia de una intervención efectiva.
El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) adjudicó contratos por un total de Q99.8 millones para la rehabilitación de tres puntos críticos de la autopista. Las empresas encargadas, A Construcciones, Proyectos y Obras Caoba, y Consolidado de Obra Civil, S.A., iniciaron labores en octubre de 2024, con un plazo de 150 días calendario para su finalización, proyectando la conclusión para marzo de 2025.
Sin embargo, la prolongada espera ha generado preocupación en diversos sectores.El cierre parcial de la ruta ha ocasionado pérdidas económicas significativas, estimadas en Q148 millones, afectando tanto al comercio como al turismo. Además, los usuarios enfrentan diariamente congestionamientos y desvíos que incrementan los tiempos de traslado y los costos operativos.
La ciudadanía se pregunta si los recursos asignados se están utilizando de manera eficiente y si los plazos establecidos se cumplirán sin más dilaciones. La transparencia en la ejecución de estas obras es esencial para recuperar la confianza pública y garantizar que situaciones similares no se repitan en el futuro.
Es imperativo que las autoridades supervisen rigurosamente el avance de los trabajos y que las empresas contratistas cumplan con los estándares de calidad requeridos. La autopista Palín-Escuintla no solo es vital para la economía nacional, sino también para la seguridad y bienestar de miles de guatemaltecos que transitan por ella diariamente.
La rehabilitación de esta vía debe ser una prioridad ineludible. La inversión de Q99 millones debe reflejarse en una infraestructura robusta y duradera que responda a las necesidades del país. La espera ha sido larga, pero la exigencia de resultados concretos y eficientes es ahora más apremiante que nunca.
La ciudadanía merece una respuesta clara y acciones contundentes que demuestren el compromiso de las autoridades con el desarrollo y la prosperidad de Guatemala.
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