Por: Bajo la Lupa
En el municipio de Mixco, el carismático Neto Bran ha construido una figura pública que trasciende la política tradicional. Con disfraces, retos virales y una constante presencia en redes sociales, Bran ha capturado la atención nacional, pero a un costo significativo: Q22 millones destinados a comunicación social en el presupuesto de 2025. Esto representa un incremento de Q5 millones respecto al año anterior, lo que ha encendido el debate sobre cómo se priorizan los recursos públicos en un municipio con grandes necesidades.
Entre likes y obras pendientes
La estrategia mediática de Bran es evidente. Videos en Facebook, TikToks creativos y publicaciones que muestran su cercanía con los vecinos son su pan de cada día. Este enfoque ha consolidado su popularidad, pero también ha generado críticas sobre la verdadera eficacia de su gestión.
Mientras Mixco lidia con problemas de infraestructura, inseguridad y transporte, muchos se preguntan si los fondos destinados a proyectar la imagen del alcalde no podrían ser mejor utilizados en soluciones tangibles. Barrios enteros siguen enfrentando cortes de agua y calles en mal estado, mientras los millones fluyen hacia la producción de contenido digital.
El costo de la visibilidad
Q22 millones es una cifra considerable para comunicación social en un solo municipio. Para ponerlo en perspectiva, es más del presupuesto anual destinado a obras de infraestructura en algunas comunidades. Los críticos argumentan que esta desproporción refleja una preocupante prioridad en la gestión de Bran: fortalecer su marca personal en lugar de abordar los problemas estructurales de Mixco.
Por otro lado, sus defensores aseguran que la estrategia mediática es una herramienta para acercarse a los ciudadanos y dar a conocer los proyectos municipales. Añaden que, en una era digital, no invertir en comunicación sería quedarse atrás.
¿Carisma o sustancia?
El fenómeno Neto Bran también plantea un debate más amplio: ¿hasta qué punto debería un líder político enfocarse en su imagen personal? La línea entre ser un alcalde eficiente y un influencer popular se vuelve difusa cuando los recursos públicos están en juego. La tendencia global hacia el populismo digital, en la que las redes sociales dictan la narrativa, parece estar bien representada en Mixco.
El juicio de los ciudadanos
Al final, será la población de Mixco la que determine si la gestión de Neto Bran merece aplausos o críticas. Las urnas serán el verdadero indicador de si su popularidad en redes se traduce en confianza y aprobación por su trabajo como alcalde.
Sin embargo, el caso de Bran también invita a una reflexión más amplia: ¿Es sostenible seguir financiando estrategias de comunicación en detrimento de las obras públicas? Mientras los vecinos de Mixco luchan por servicios esenciales, la figura del «alcalde influencer» parece seguir cosechando likes, pero dejando preguntas sin responder sobre el verdadero impacto de su gestión.
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